lunes, 19 de septiembre de 2016

64º Festival Internacional de San Sebastián (1)

"El hombre de las mil caras" [****], de Alberto Rodríguez (Sección Oficial)
La historia española ofrece material de sobra para crear miles de thrillers. Vamos, lo que en Estados Unidos se dio en llamar cine negro. Una realidad oscura y podrida que al menos originó una gran cantidad de enormes películas. Es un caso parecido al de la España actual, donde este género es últimamente fecundo en cantidad y calidad. Uno de sus brillantes ejemplos es "El hombre de las mil caras", realizada por el ya especialista de contrastada experiencia Alberto Rodríguez ("Grupo 7" -2012-, "La isla mínima" -2014-). Para esta ocasión tiene entre manos una de las historias más apasionantes y surrealistas que podría deparar la realidad (que, como bien sabemos, muchas veces supera a la ficción): la del enigmático espía Francisco Paesa y los servicios prestados al corrupto evidente Luis Roldán, a la sazón director de la Guardia Civil. Rodríguez vuelve a demostrar, superándose, su gran maestría a la hora de narrar una trama intrincada pero originada en una causa tan clara como el ser humano: el poder del dinero o el poder y el dinero. Un guión milimétrico, algunos diálogos antológicos y, por encima de todo, unas interpretaciones soberbias de los principales protagonistas de una historia que, si no supiéramos que fue verdad (con alguna mentira), parecería increíble.

"Toni Erdmann" [***½], de Maren Ade (Perlas)
De vez en cuando surge una película de esas de surrealismo entrañable que no puede sino encontrar un rincón en nuestro corazón, a pesar de algún defectillo. En el caso del cine alemán, al que pertenece el filme en cuestión, se podría hablar de "Bagdad Café" (Percy Adlon, 1987) como referencia. Una sensación parecida a esta cinta ya clásica nos deja "Toni Erdmann". A poco que lo pienses, su argumento es casi irreal: un padre, preocupado por la vida estresada de su hija, crea un personaje hilarante para al menos hacerla reír y estrechar su relación con ella. Pero funciona, y muy bien, y se convierte en una historia universal en la que el factor humano y de los sentimientos emerge por encima de la rutina laboral y la disciplina profesional. Quizá se alarga un poco en el metraje, pero si entras en la trama y eres capaz de ponerte en la piel del padre y de su hija (la verdadera protagonista) disfrutarás mucho.

"Little Men" [***], de Ira Sacks (Perlas)
A veces no hace falta mucho más que una idea convincente bien narrada y que apele a los sentimientos para que una película se salde con éxito. Es lo que hace Ira Sacks en esta trama que mezcla las vivencias y amistad de dos amigos adolescentes, en el contexto de las disputas económicas (el vil metal) de sus respectivas familias, todo ello ambientado en el barrio de Brooklyn, que prácticamente se convierte en un personaje más.

"Orpheline" [**½], de Arnaud des Pallières (Sección Oficial)
Un ejemplo de que lo que ocurre cuando los experimentos formales están por encima del contenido. No niego la validez de recurrir a cuatro actrices para interpretar a un mismo personaje en distintas fases de su vida. Pero sí es cierto que si no se explica bien, te pasas todo el metraje divagando lo que el director pretende transmitirte. Al final se ve claro y la historia de la protagonista queda bien retratada y convincentemente motivada. Pero, ¿se podría haber contado mejor? Sí.

"The Oath" [**½], de Baltasar Kormákur (Sección Oficial)
Un thriller nórdico de estos de personajes fríos pero que en este caso cobra mayores dosis de pasión al estar protagonizado por un eminente cirujano atrapado entre su juramento hipocrático de salvar vidas y su afán de deshacerse del molesto novio de su hija. Un dilema interesante que, si hubiese ido por otras vías, podría haber dado lugar a un filme de mayor enjundia. En todo caso, aun cuando raya en algún momento lo telefilmero, acaba siendo medianamente convincente.

"La fille de Brest" [**½], de Emmanuelle Bercot (Sección Oficial, inauguración)
No siempre las buenas intenciones dan lugar por sí mismas a una película redonda. El descubrimiento en un medicamento aprobado y comercializado de graves efectos secundarios para la salud (una historia real) y la consiguiente lucha por parte de una doctora contra la farmacéutica para conseguir su prohibición es narrada con cierta indulgencia y menos finura de la que se hubiese requerido para generar un efecto dramático mayor. Los personajes están poco dibujados y los diálogos muchas veces son redundantes, aunque la fuerza de la historia acaba prevaleciendo.

"Midnight Special" [**½], de Jeff Nichols (Perlas)
Grandes expectativas había por ver la continuidad de la carrera del reputado director de estupendas obras como "Take Shelter" (2011) o "Mud" (2012). Pero Jeff Nichols no acaba de dar con la resolución adecuada a un filme que tiene un desarrollo inicial muy interesante, en una road-movie que mezcla lo real con lo paranormal de forma convincente e intrigante. Sin embargo, el desenlace, aunque obvio tal y como se encauza la historia, no parece cuadrar mucho con el tono hasta entonces creado. Atrae y repele a partes iguales.

"Neruda" [**], de Pablo Larraín (Perlas)
Tras grandes filmes como "No" (2012) y "El Club" (2015), esperaba algo más de Pablo Larraín. Pero el acercamiento a la figura de Pablo Neruda (no es un biopic) se hace en un tono tan poético y onírico que acaba por cansar. El inicio es muy convincente y se narra muy bien el ambiente de la época y la personalidad del bardo, magníficamente recreado por Luis Gnecco, e incluso su policía perseguidor tiene (bien Gael García Bernal) su gracia. Sin embargo, todo se vuelve pronto demasiado etéreo.

"Nocturama" [*], de Bertrand Bonello (Sección Oficial)
Ocurre en muchas películas pretendidamente originales y profundas: abordar un tema polémico con dos nociones vagas, hacer un desarrollo fílmico duro para el espectador y dejar la resolución abierta por la falta de ganas (o de ideas) de construir una argumentación de peso. Y, hala, a que sea considerada como una obra maestra. Pues no. Esto ni tan siquiera es cine. No del bueno, al menos.

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