miércoles, 19 de marzo de 2025

28º Festival de Cine de Málaga (1)

"Sorda" [****], de Eva Libertad (Sección Oficial)

Brutal y sincero acercamientro a la vida de una mujer sorda, aparentemente estable junto a su pareja pero a la que se le intuyen todas sus dificultades vitales, que se multiplicarán con el nacimiento de su primer bebé. Es entonces cuando tomará mayor conciencia de lo que le separa no solo del resto del mundo, sino de su propia hija, carne de su carne, que resulta ser oyente, con la que lucha para hacerse entender. En este sentido, el cambio de perspectiva del filme, mediada la proyección, que cambia a la visión subjetiva de una persona sorda, refuerza definitivamente la argumentación de la película, en la que destaca una actuación poderosa de Miriam Garlo y otra no menos sólida de Álvaro Cervantes.

"La deuda" [***½], de Daniel Guzmán (Sección Oficial - Inauguración)
Daniel Guzmán profundiza en lo que mejor sabe hacer: cine de calle, con lo que implica a nivel social y personal, mediante un enfoque humanista, unos personajes cercanos y reconocibles, y una historia, eso sí, que quizá quiere abarcar muchos temas distintos, desde el desamparo de los mayores a la explotación de bancos y prestamistas, pasando por los desalojos de viviendas, los recortes sanitarios, la difícil superación de la pérdida de un ser querido o el amor imposible. Me quedo, desde luego, con ese hondo sentimiento de bonhomía que envuelve la película y con la interpretación de la deuda en su doble sentido de gratitud y peso insoportable.

"La buena letra" [***], de Celia Rico Clavellino (Sección Oficial)
Un estupendo relato de Rafael Chirbes sirve de base a este filme sobre las penurias, rencores y traiciones de la posguerra, tras el enfrentamiento civil en España, donde los silencios, secretos y gestos sutiles dan a entender grandes miserias. Lástima que el tono algo plomizo y el desarrollo pausado de la historia no den mayor entidad a la película.

"La buena suerte" [***], de Gracia Querejeta (Sección Oficial)
Aunque a veces pueda rayar el tono telefilmero, sobresale su apuesta por contar, a partir de una huida repentina, una historia profundamente dramática de un padre con su hijo y de cómo el primero trata de replantearse las cosas en un pueblo perdido, donde confluyen una trama policial y otra amorosa. Destaca también ese secundario siempre agradecible (y que se reserva muy buenos diálogos) que es Miguel Rellán.

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